viernes, 28 de marzo de 2014

Habitantes del barrio Motocrós en Maracaibo, se cansaron y confrontaron a guarimberos de urbanización El Cují (+Fotos)

Foto: Redes Sociales

Un lamentable caso de violencia, provocaciones y humillaciones por parte de guarimberos de una urbanización de clase media de Maracaibo (El Cují) en contra de habitantes de zonas populares circunvecinas, llegó a su climax el pasado miércoles, cuando los vecinos de los barrios cercanos se cansaron de ver bloqueadas por varias semanas las vías que ellos usan para hacer su vida cotidiana. Dos relatos que nos llegaron por vías separadas (de la Brigada de Voluntarios contra la Violencia, y la de un periodista zuliano, Alvaro Brazón) pero muy coincidentes entre sí, muestran el peligroso enfrentamiento que los guarimberos de El Cují causaron al despertar la ira de habitantes de los barrios Motocrós, La Esperanza y Ciudad Lossada, y cómo tuvieron que cambiar su actitud prepotente al ver la reacción de sus vecinos.
Explica la Brigada de Voluntarios que “las provocaciones de los guarimberos empiezan luego que secuestraron un camión y trancaron el tránsito del barrio Motocros la noche del 25 de marzo. Al ocurrir este hecho, los habitantes del barrio intentaron el diálogo con los violentos sin ningún resultado satisfactorio para la paz de la comunidad”.
“Al amanecer del miércoles 26, el tránsito continuaba obstruido por el camión y continuó la historia de provocación protagonizada por los guarimberos. El barrio comienza a protestar. Desde El Cují le tiran piedras a las casas del barrio, les lanzan morteros de bombas pirotécnicas y molotovs desde las azoteas de los edificios y desde algunos pisos de los apartamentos”.
El periodista Brazón lo describe de forma más coloquial: “Esta vez la gente de los barrios (llámalos colectivos si quieres) intentó dialogar para retirar la guarimba, pero al fallar la estrategia verbal, y recibir los primero peñonazos; terminaron molestándose y les entraron a coñazos”.
Un medio zuliano logró entrevistar a algunos de los mototaxistas: “Esta mañana fui a hacer una carrera en Palaima, pero me dijeron que no podía pasar, que no podía circular por ahí”, decía Jorge Narváez, mototaxista de La Pícola, por lo que decidió unirse a sus compañeros e intentar despejar el paso. Eduardo López, habitante de Motocross, exclamaba: “Estamos cansados de esta vaina, hasta cuándo no nos van a dejar trabajar”. Mientras que los que estaban en El Cují consideraban que los estaban agrediendo porque les habían “pagado” para hacerlos desistir de protestar.
“El caso fue que, al ver bajar a los de los barrios, un grupo de los carajitos guarimberos se replegó hacia su conjunto residencial. Apresuradamente cerraron la reja de acceso, y, una vez a salvo y de manera por demás valiente -cuenta Brazón con ironía-, comenzaron a lanzar piedras desde allí, apoyados además por los vecinos del conjunto quienes insultaban desde sus balcones y ventanas a los del barrio, utilizando epítetos y frases de naturaleza lírica, como corresponde al caso”.
La respuesta de la comunidad de Motocrós, La Esperanza y Ciudad Lossada fue una acción masiva, derribando una reja e ingresando a las áreas comunes de residencias El Cují. “De repente los de los barrios derribaron la cerrada reja y penetraron al conjunto, y, al percatarse de ello, los guarimberos que quedaban en torno a la barrricada, se dirigieron hacia su conjunto para reforzar a los que estaban del lado interno de la reja, en tanto que los de las ventanas y balcones se apartaron, por una mera cuestión de precaución”.
Foto: Noticia Al Dia
“Allí la batalla fue campal: varios carros del conjunto que estaban estacionados en las aceras de los edificios estaban siendo dañados por impactos de piedras, y otros impactados por bombas incendiarias”.
El enfrentamiento entre los habitantes de los sectores populares y los guarimberos, que contó con piedras, morteros y molotovs, produjeron un saldo de varios heridos, vehículos quemados, destrozos en apartamentos y locales comerciales. “La reja del conjunto quedó inutilizada”, cuenta Brazón, y muchos habitantes de El Cují decidieron evacuar sus vehículos hacia diferentes sectores de Maracaibo “en previsión de que se prendieran de nuevo los ánimos”. No se reportaron detenidos.
“Se apareció entonces la Policía Municipal de Maracaibo y comenzó a mediar y a contribuir a retirar la guarimba (tal como les solicitó el TSJ), y lo hicieron (cumplieron con su deber y atribuciones legales) para no entrar en desacato, no fuera a ser cosa que al susodicho tribunal se le ocurriera venir y terminara desmantelando también a ese cuerpo policial. Demostraron así que, oye, como que de verdad sí pueden actuar en estos casos”. Según la Brigada de Voluntarios, la Guardia Nacional Bolivariana también hizo acto de presencia y colaboró en el restablecimiento de la paz.

El apoyo a las guarimbas trajo consecuencias

La Brigada de Voluntarios explica que “se repite la presencia de guarimberos dentro del perímetro de complejos residenciales cercados, quienes usan como protección los edificios y las azoteas para tirar piedras y objetos incendiarios (molotovs y morteros de pirotécnicos) recibiendo el apoyo de habitantes de apartamentos, los cuales, fanatizados en la violencia, no observan los peligros a que exponen a sus vecinos cuando respaldan las guarimbas”.
Añaden: “La provocación contra la comunidad Motocrós y las consecuencias, son lo más lejano a la protesta pacífica. En estos momentos se impone la reflexión dentro del marco de las leyes para que la fiscalía inicie la persecución de los guarimberos, para que la fuerza pública actúe definitivamente, sean puestos a la orden de los tribunales y que el pueblo venezolano vea satisfecha su necesidad de justicia para conquistar la paz y la convivencia solidaria establecida en nuestra constitución”.
Por su parte, el periodista Brazón culmina su relato con este párrafo: “Como mencionado mas arribita, los vecinos, que inicialmente estuvieran dedicando prosas a los chicos de esos barrios desde sus ventanas y balcones, cambiaron de golpe su actitud. Es obvio que el episodio de la reja en el suelo y los carros destrozados y quemados, contribuyó de manera significativa a dicho cambio. Supongo que ahora deben estar muy ‘indignados’ con sus guarimberos ante todas las pérdidas sufridas”.
Al compartir esta experiencia, para nada se busca justificar la violencia. Pero la actitud de provocar a los habitantes de sectores populares, humillándolos con epítetos y frases xenófobas y discriminadores; restringiendo su derecho al libre paso, y agrediéndolos con piedras y cohetones, difícilmente podría dejar de tener consecuencias.
El gobierno bolivariano, lejos de ordenar a “colectivos” imaginarios el ataque a urbanizaciones de clase media, ha tenido la difícil labor de mediar y evitar estos enfrentamientos, aún cuando la gente de clase media los llama “asesinos” y, en ocasiones, hasta les dispara desde los edificios, como ocurrió en Los Ruices (Caracas) y San Diego (Valencia), dejando víctimas fatales entre los agentes del orden público.
La paz no es responsabilidad únicamente del gobierno; es de cada uno de nosotros.
(AlbaCiudad.org)

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