Clodovaldo Hernández
“He oído cosas terribles sobre Venezuela”, fue el mensaje de Twitter que envió un actor estadounidense hace unos días. A algunos diarios venezolanos les pareció tan importante esta declaración que decidieron ponerla como título. El público, por su parte, respondió convirtiendo el tema en una de las “noticias” más leídas y retuiteadas del día.
Es un episodio digno de análisis. El actor se llama Clark Glegg y ha adquirido una moderada notoriedad por su papel como agente secreto de Shields. ¿Y qué carrizo es Shields? se preguntara alguna gente que tiene la sana costumbre de no ver mucha televisión. Pues, se trata de una agencia de espionaje imperial ficticia que lucha contra el terrorismo en el universo Marvel. ¿Y qué diablos es el universo Marvel? volverá a interrogar cualquiera que no sea medio nerd. Respuesta: es un universo privado –y también ficticio- donde transcurren las historias de Marvel Comics que, para adelantarnos a otra pregunta, es una editorial estadounidense (esa sí, una empresa de verdad-verdad que produce ganancias muy reales) especializada en comiquitas de superhéroes.
Este episodio de la más reciente batalla mediática entre Venezuela y las fuerzas oscuras que quieren echarle mano está lleno de simbologías. Es significativo que este actor casi desconocido, personaje de la ficticia agencia del ficticio universo de las ficticias comiquitas sea objeto de un titular de la prensa venezolana, que lo trata como si hubiese hablado una solemne autoridad mundial en vaya usted a saber qué asunto. En verdad, esto puede considerarse un síntoma de que nuestro pitiyanquismo periodístico es tan acentuado que le concedemos prominencia (así se llama técnicamente, mis lectores periodistas sabrán de qué hablo) a cualquier individuo que tenga apellido en inglés. Otra hipótesis es que el ala periodística de la guarimba está tan desesperada por atizar las fogatas que no le queda más remedio que usar como título hasta el tuit de una celebridad menor de Hollywood. No los culpemos: es que lo del muchacho Jetto, en la ceremonia del Óscar, no dio para tanto.
Pero, más allá del desespero de algunos comunicadores sociales que cubren esa especie de campo corto existente entre la política y la farándula, vale la pena analizar el brevísimo mensaje de este agente secreto de mentira. El actor dice simplemente que ha oído cosas terribles de Venezuela, lo cual no demuestra que en verdad estén ocurriendo, sino que pone en evidencia que el plan Ucrania ha funcionado. La canalla mediática ha cumplido su tarea de difundir por el mundo la idea de que acá hay una dictadura que ha desatado una represión feroz, incluyendo torturas y tratos crueles a valientes defensores de la libertad. Es natural que cualquier persona más o menos preocupada por la humanidad que tenga contacto con esos medios o participe en las redes electrónicas maneje esas ideas nefastas. Y cuando esas personas hacen algún comentario, éste es utilizado para reforzar la tesis de las “cosas terribles”, configurando así una especie de centrífuga de falsedades. Matriz de opinión, le dicen.
El tema da para mucho más, pero, por lo pronto, cerremos diciendo que la gran importancia que la prensa, los periodistas y el público, les otorgaron a las palabras de este actor secundario es una prueba irrefutable de que esa prensa, esos periodistas y buena parte de la oposición venezolana se empeñan en llevar al país hacia el universo Marvel, ese donde las agencias imperiales (ficticias o no) luchan contra el terrorismo, derrocan gobiernos malvados encabezados por supervillanos e imponen las leyes –maravillosas- de los superhéroes. Son, en conclusión, una prensa, unos periodistas y una oposición de comiquita.
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